Antología de Editorial Dunken/ Elisabet Cincotta-Cristina Longinotti-Patricia Ortiz- Juan Ricardo Sagardía


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Cuatro amigos de Muestrario de Palabras integran la Antología "Fuego de Palabras" de Editorial Dunken -2007.
Los mismos han sido elegidos entre numerosísimos poetas de todo el país. Felicitaciones!!.
Ellos son:


Elisabet Cincotta

Cristina Longinotti
Patricia Ortiz

Juan Ricardo Sagardía -Santoamor

Julia del Prado-La Tortuga Alicia


Palabras de Jorge Díaz Herrera

(eminente escritor peruano en la presentación del libro
el 5 de marzo de 2008)



Siempre me resulta muy grato asistir a un bautizo, y mucho más como ser algo así como quien bate el incensario o se viste de padrino (para ser padrino). Toda venida al mundo de algo bueno es una fiesta.
Y, la situación que hoy vivimos es tan compleja, tan complicada, que yo no me perdería ninguna, menos aún una alegre reunión de amigos para saludar a la autora y a su nuevo libro, a su flamante criatura y criaturas, como lo son Julia del Pardo y "Alicia la tortuga". ¡Bienvenidos!
Siempre he compartido y comparto el convencimiento de que una cosa es literatura infantil y otra, literatura para niños.
La primera, literatura infantil, es pues la que escriben los niños. Y literatura
para niños, la que escriben quienes ya no son (ya no somos ) niños para los niños.
Sin embargo, en ambos casos flota una atmósfera común, un clima común: el espíritu de quien está dando sus primeros pasos por los añosos caminos de la vida, y el espíritu de, quienes ya habiendo caminado un buen trote por este pedregal de almanaques mantienen en el alma o en el hueso o en la sangre la alegría que trae todo amanecer, vale decir: la juventud, la infancia perpetua, la poesía más transparente y pura. Pura, en cuanto a que aún no está contaminada con el smog de tantos calendarios, de las canas blancas y de las canas verdes.
Julia del Prado es, evidente, una encantada por los niños, una embrujada por la niñez perpetua, por la infancia inacabable. Hoy lo hace evidente en este libro "La tortuga Alicia".
La singular forma en que lleva el compás de su escritura, quizá buscando el verso, quizá buscando simplemente quebrar la prosa para resultar más asequible a los lectores (teniendo en cuenta su breve edad y su propensión soberana a aburrirse) da una primera impresión visual de que quien entra en sus páginas entra verdaderamente en un tren, en un barco, en un mar (quizá más valdría decir en un tren, en un barco, en un mar de juguete). Pues en todo el texto de "La tortuga Alicia" canta una atmósfera, un aire lúdico. Sus personajes. Las hazañas de ellos. Los simpáticos nombres. La alegría. El amor. La procreación. Animales, hombres y dioses hablan el mismo idioma y enredan sus aventuras para arribar a una playa feliz.
En fin, un mural inacabable de seres de todos los mundos, de todos los reinos.
Otro aspecto de "La tortuga Alicia" es el continuo empleo de modos juguetones de hablar, semejantes a las décimas, cantos de la cultura negra, o simplemente pregones. Este ritmo musical del habla señalada es muy reiterativo, lo que da al conjunto del libro un aire de fiesta, un aire juguetón, divertido:

"Tracatatá tracatatá Tutatacá tutatacá"
"Rash Rash rash rash Tracatatá
Tutatacá tutatacá".

Bien vale la pena recordar que hasta mediados del Siglo XX estuvieron muy en uso en los divertimentos literarios las llamadas JITANJÁFORAS, atribuidas al ingenio de Alfonso Reyes, el ilustre mexicano.
Es, pues, "La tortuga Alicia" un buen parque de entretenimientos y de manejo idiomático, cuyos enredaos hacen de este libro una mágica aventura donde no hay límite para la imaginación, para la amistad..
"Uno para todos Todos para uno".